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Hola Charo.
ResponderEliminarAquí Gloria. De nuevo en Madrid de vuelta de Ginebra. El experimento más grande del mundo me ha dejado boquiabierta. Los físicos y físicas, todos jovencísimos, me han contagiado su entusiasmo por su trabajo.
Te echamos de menos. Buscamos tu blog. Y al fin… aquí estás. Al otro lado del “charco” pero como si estuvieras en esta orilla. Sin sensación de viajar pero viajando. Cosas de la vida.
Mientras escribo esto te hago ya deambulando por Galápagos. Rodeada de tortugas gigantes, o muerta de risa viendo retozar a los lobos marinos en las playas de Puerto Villamil (isla Isabela), cuyas arenas blancas, tengo entendido, son el colchón preferido de estos animales para sus encuentros amorosos (desde luego no tienen mal gusto).
Aunque conociéndote es probable que ya te hayas dirigido al Centro de Crianza, para liberar a alguna de las tortugas (si no a todas) que alli cuidan en cautiverio, y que luego sueltan poblar la isla. Contrólate porque si las liberas a todas de golpe las carreteras se volverán intransitables. Y ni todos los gavilanes Buteo, el único depredador a quien deben temer estas tortugas, serán suficientes para volver los caminos al orden.
Es mejor que descanses un poco de la lucha por la liberación animal y vegetal, y te dediques a hacerte amiga de los pinzones vegetarianos, las iguanas marinas, el único lagarto marino que hay en el mundo, o de los mini pingüinos (35 cm), que son fieles de por vida a su pareja, una característica que seguramente deben a que son algo miopes. Y si éstos últimos te resultan aburridos siempre te quedan los tiburones de aleta punta blanca, carnívoros pero nada agresivos y que a simple vista tienen mucho más morbo, por aquello de que por las noches duermen cerca de la playa y se dejan desparasitar por los peces a fuerza de pellizcos.
Bueno como ves te seguimos de cerca y pensamos en ti
Besos galapaguianos (abriendo y cerrando la boca como las tortugas)
Hola Charo.
ResponderEliminarAquí Gloria. De nuevo en Madrid de vuelta de Ginebra. El experimento más grande del mundo me ha dejado boquiabierta. Los físicos y físicas, todos jovencísimos, me han contagiado su entusiasmo por su trabajo.
Te echamos de menos. Buscamos tu blog. Y al fin… aquí estás. Al otro lado del “charco” pero como si estuvieras en esta orilla. Sin sensación de viajar pero viajando. Cosas de la vida.
Mientras escribo esto te hago ya deambulando por Galápagos. Rodeada de tortugas gigantes, o muerta de risa viendo retozar a los lobos marinos en las playas de Puerto Villamil (isla Isabela), cuyas arenas blancas, tengo entendido, son el colchón preferido de estos animales para sus encuentros amorosos (desde luego no tienen mal gusto).
Aunque conociéndote es probable que ya te hayas dirigido al Centro de Crianza, para liberar a alguna de las tortugas (si no a todas) que alli cuidan en cautiverio, y que luego sueltan poblar la isla. Contrólate porque si las liberas a todas de golpe las carreteras se volverán intransitables. Y ni todos los gavilanes Buteo, el único depredador a quien deben temer estas tortugas, serán suficientes para volver los caminos al orden.
Es mejor que descanses un poco de la lucha por la liberación animal y vegetal, y te dediques a hacerte amiga de los pinzones vegetarianos, las iguanas marinas, el único lagarto marino que hay en el mundo, o de los mini pingüinos (35 cm), que son fieles de por vida a su pareja, una característica que seguramente deben a que son algo miopes. Y si éstos últimos te resultan aburridos siempre te quedan los tiburones de aleta punta blanca, carnívoros pero nada agresivos y que a simple vista tienen mucho más morbo, por aquello de que por las noches duermen cerca de la playa y se dejan desparasitar por los peces a fuerza de pellizcos.
Bueno como ves te seguimos de cerca y pensamos en ti
Besos galapaguianos (abriendo y cerrando la boca como las tortugas)