Este es el titulo de una de las cientos de canciones que interpreto Carlos Gardel, el niño francés que nació en Toulouse en 1890 y que emigro como otros tantos europeos de la época a Buenos Aires, buscando nuevos horizontes. El cantante de tangos más famoso del mundo, conociéndosele también con el sobrenombre de “El Morocho del Abastos”. Hoy es un gran mito después de su muerte en un accidente de avión en Medellín, Colombia, cuando tenía 44 años. Hay un dicho que los amantes del tango repiten: “Gardel canta mejor cada día”
Gardel sigue vivo. Sus imágenes se reproducen en su barrio, el barrio del tango, cerca del Mercado del Abastos, hoy convertido en un gran centro comercial. Lugares donde se aprende a bailar tango, las celebres milongas, llenas de humo, bares, restaurantes, tiendas especializadas en ropas adecuadas para bailar tango. Esa estética un poco chulesca ellos, y de trajes ajustados al cuerpo y abiertos en un lateral de la falda que dejan al descubierto las estilizadas piernas, de ellas.
Que razón, tenían mis amigos argentinos, de entonces, Claudina y Alberto Gambino, Manuel y Olga Picon, todos aquellos músicos que en la época de los 70 nos visitaron y se quedaron entre nosotros, cuando me decían: Buenos Aires es tu ciudad…
Buenos Aires es una ciudad bella, elegante es un hervidero de energía renovada. Esta cada vez más de moda. Buenos Aires acoge a viajeros intrépidos que persiguen emociones, como aquellos que buscan algo más familiar. Es un lugar que da la bienvenida a los que tienen ganas de experimentar nuevas sensaciones.
Los 48 barrios de Buenos Aires tienen un significado diferente para cada persona. Hay muchos Buenos Aires, cada barrio es un pequeño Buenos Aires que te recuerda a cualquier ciudad europea, Paris, Londres, Roma, las amplias zonas verdes de Recoleta y Palermo podrían ser las zonas verdes del gran Berlín. Parar en un antiguo café e imaginarse la vida hace 100 años atrás y luego salir y mezclarse en el bullicio de la peatonal calle Florida y ver que realmente estas en el siglo XXI. Buenos Aires tiene la languidez del Viejo Continente, pero con una inyección de modernidad, todo ello agitado y mezclado con la personalidad efusiva particular de Argentina.
Buenos Aires tiene tanto que ver y que sentir que diez días no es nada. Las distancias son largas y por eso opte por utilizar esos días para tomar “el pulso” a la ciudad. Pasear, viajar principalmente en transporte terrestre, para ver la ciudad por arriba, a pie de calle.
Pasear con los amigos argentinos que tan maravillosamente han abierto su corazón, y el corazón de la ciudad para que sintiera sus latidos.
Susi Roig, la madre de Mercedes y Georgina Barbarossa, la suegra de Julio Bermúdez, nieta de españoles. Los Roig de Ibiza que llegaron a Buenos Aires con 16 años y que crearon un emporio textil en esta ciudad. Se quedaron y aunque Susi lleva sangre española en las venas, ama esta ciudad donde nacieron sus padres y han nacido sus hijos.Es una gran anfitriona, me enseño su Buenos Aires. Me llevo para que viéramos a Georgina en la obra de teatro que esta representado en la pequeña sala de restaurado Teatro Maipo, un teatro de los más tradicionales de Buenos Aires, con una historia única en teatro de revista, una especie de Follies Bergere a la porteña, y luego Georgina, como buena actriz de teatro, que viven de noche, nos homenajeo con una cena familiar en su recién estrenada casa.
Paseamos por el Micro centro, con su plaza de Mayo, su Catedral y su casa Rosada. La plaza de Mayo popular en los últimos tiempos por esos encuentros de los jueves por la tarde, que las madres y abuelas argentinas, han tomado como suya, para denunciar los hijos y los nietos desaparecidos. Este barrio podríamos llamarlo el corazón del comercio, con calles peatonales, como la celebre Florida con músicos callejeros y bellos edificios recién renovados y convertidos en Centros Comerciales, como las Galerías Pacifico, muy apropiados para tomar un café antes de entrar a una sesión de teatro. Después del teatro una cena en las Cañitas de Palermo, es perfecto.
Paseamos por San Telmo, un barrio colmado de encanto y personalidad, el barrio querido de José de Santis (amigo de Antonio Díaz), el barrio de las antigüedades. Tomamos café en su acogedora plaza Dorrego, viendo jugar a los niños en el parque.Durante el fin de semana esta plaza se convierte en una feria de antigüedades.Son famosas sus tiendas de antigüedades en sus calles adoquinadas y casas bajas y mantiene su ambiente antiguo. San Telmo fue un barrio de moda y con clase, hasta que a finales del siglo XIX una epidemia de fiebre amarilla ahuyento a la gente rica, que se mudo, a la zona actual de la Recoleta. Muchas mansiones se parcelaron y se convirtieron en “conventillos” (lo mas parecido a nuestras corralas) para
Albergar a familias pobres. Hoy en la actualidad en estos conventillos viven artistas
, bohemios y expatriados. Es un barrio lleno de pequeños restaurantes y Susi y yo
Almorzamos en un Restaurante Armenio.
El barrio de Palermo, donde he vivido en casa de Graciela, una maravillosa anfitriona, que como buena sicóloga (otra sicóloga argentina, je, je, je), sabia lo que me gustaba y ha respetado mi independencia. Este barrio es el paraíso para la gente media y con sus frondosos parques con grandes monumentos, que fueron lugares de retiro de algún que otro dictador, hoy convertidos en parques públicos. En Palermo están situados edificios señoriales que dan alojamiento a Embajadas, museos, etc. Un gran abanico de todo tipo de restaurantes, donde en uno de ellos degustamos una exquisita comida del domingo con la familia Stilman, Dña. Flora y Gregorio, la madre y hermano de Mónica.
El Palermo Viejo, El Soho, con sus edificios bajos, sus aceras arboladas con altos plátanos y calles adoquinadas, es uno de los puntos de la ciudad que crean tendencias. Es un barrio con multitud de restaurantes, tiendas étnicas y muy modernas. Durante el día con sus mesas en la calle, tomando el sol, muy mediterráneas, podríamos decir también muy neoyorquinas. Muy Village.. Por la noche un lugar apropiado para cenas con mi amigo Julián López, recordando tiempos pasados en Sevilla y cambiando impresiones sobre este país tan hermoso y que atraviesa dificultades cíclicamente.
Estar en Buenos Aires y no ir al teatro, es un pecado. Buenos Aires junto con Londres son las ciudades del mundo que más teatro se representa. Según Rubén Szuchmacher, director de Teatro Elkafka, y recién nombrado Director del Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires, la ciudad cuenta con unas trescientas salas.Con Rubén, amigo de Mónica y de Aute, compartimos una agradable charla en el propio Kafka.
El encuentro con José de Santis, no podía ser menos que en el Tortoni, uno de los cafés mas conocidos de la ciudad, con un esplendido y antiguo decorado que te hace volver al pasado. Por la noche en este marco se dan espectáculos de Tango. Jose de Santis, amante de la arquitectura y de la cultura argentina es la persona idónea para introducirte en este país, con sus consejos y sabiduría, para algo tiene una de las mejores empresas de turismo de Buenos Aires http://www.estanciasargentinas.com/ Charlamos, recordamos amigos comunes y quedamos en vernos en España.
El más nuevo y menos convencional de los barrios de Buenos Aires es Puerto Madero, al Este de Plaza de Mayo. Este nuevo barrio fue una zona portuaria reconvertida con otras tantas zonas portuarias de las grandes ciudades como los Doclands , Londres y Gotenburgo, por ejemplo. Sus grandes edificios con otra utilidad a mediados del siglo XIX, hoy son oficinas , apartamentos y lofts de lujo, restaurantes de primera categoría, con pequeños puertos para embarcaciones de recreo. Una nueva utilidad del espacio que hace que los precios de alguno de los inmuebles sean los más caros de Buenos Aires.
Gardel sigue vivo. Sus imágenes se reproducen en su barrio, el barrio del tango, cerca del Mercado del Abastos, hoy convertido en un gran centro comercial. Lugares donde se aprende a bailar tango, las celebres milongas, llenas de humo, bares, restaurantes, tiendas especializadas en ropas adecuadas para bailar tango. Esa estética un poco chulesca ellos, y de trajes ajustados al cuerpo y abiertos en un lateral de la falda que dejan al descubierto las estilizadas piernas, de ellas.
Que razón, tenían mis amigos argentinos, de entonces, Claudina y Alberto Gambino, Manuel y Olga Picon, todos aquellos músicos que en la época de los 70 nos visitaron y se quedaron entre nosotros, cuando me decían: Buenos Aires es tu ciudad…
Buenos Aires es una ciudad bella, elegante es un hervidero de energía renovada. Esta cada vez más de moda. Buenos Aires acoge a viajeros intrépidos que persiguen emociones, como aquellos que buscan algo más familiar. Es un lugar que da la bienvenida a los que tienen ganas de experimentar nuevas sensaciones.
Los 48 barrios de Buenos Aires tienen un significado diferente para cada persona. Hay muchos Buenos Aires, cada barrio es un pequeño Buenos Aires que te recuerda a cualquier ciudad europea, Paris, Londres, Roma, las amplias zonas verdes de Recoleta y Palermo podrían ser las zonas verdes del gran Berlín. Parar en un antiguo café e imaginarse la vida hace 100 años atrás y luego salir y mezclarse en el bullicio de la peatonal calle Florida y ver que realmente estas en el siglo XXI. Buenos Aires tiene la languidez del Viejo Continente, pero con una inyección de modernidad, todo ello agitado y mezclado con la personalidad efusiva particular de Argentina.
Buenos Aires tiene tanto que ver y que sentir que diez días no es nada. Las distancias son largas y por eso opte por utilizar esos días para tomar “el pulso” a la ciudad. Pasear, viajar principalmente en transporte terrestre, para ver la ciudad por arriba, a pie de calle.
Pasear con los amigos argentinos que tan maravillosamente han abierto su corazón, y el corazón de la ciudad para que sintiera sus latidos.
Susi Roig, la madre de Mercedes y Georgina Barbarossa, la suegra de Julio Bermúdez, nieta de españoles. Los Roig de Ibiza que llegaron a Buenos Aires con 16 años y que crearon un emporio textil en esta ciudad. Se quedaron y aunque Susi lleva sangre española en las venas, ama esta ciudad donde nacieron sus padres y han nacido sus hijos.Es una gran anfitriona, me enseño su Buenos Aires. Me llevo para que viéramos a Georgina en la obra de teatro que esta representado en la pequeña sala de restaurado Teatro Maipo, un teatro de los más tradicionales de Buenos Aires, con una historia única en teatro de revista, una especie de Follies Bergere a la porteña, y luego Georgina, como buena actriz de teatro, que viven de noche, nos homenajeo con una cena familiar en su recién estrenada casa.
Paseamos por el Micro centro, con su plaza de Mayo, su Catedral y su casa Rosada. La plaza de Mayo popular en los últimos tiempos por esos encuentros de los jueves por la tarde, que las madres y abuelas argentinas, han tomado como suya, para denunciar los hijos y los nietos desaparecidos. Este barrio podríamos llamarlo el corazón del comercio, con calles peatonales, como la celebre Florida con músicos callejeros y bellos edificios recién renovados y convertidos en Centros Comerciales, como las Galerías Pacifico, muy apropiados para tomar un café antes de entrar a una sesión de teatro. Después del teatro una cena en las Cañitas de Palermo, es perfecto.
Paseamos por San Telmo, un barrio colmado de encanto y personalidad, el barrio querido de José de Santis (amigo de Antonio Díaz), el barrio de las antigüedades. Tomamos café en su acogedora plaza Dorrego, viendo jugar a los niños en el parque.Durante el fin de semana esta plaza se convierte en una feria de antigüedades.Son famosas sus tiendas de antigüedades en sus calles adoquinadas y casas bajas y mantiene su ambiente antiguo. San Telmo fue un barrio de moda y con clase, hasta que a finales del siglo XIX una epidemia de fiebre amarilla ahuyento a la gente rica, que se mudo, a la zona actual de la Recoleta. Muchas mansiones se parcelaron y se convirtieron en “conventillos” (lo mas parecido a nuestras corralas) para
Albergar a familias pobres. Hoy en la actualidad en estos conventillos viven artistas
, bohemios y expatriados. Es un barrio lleno de pequeños restaurantes y Susi y yo
Almorzamos en un Restaurante Armenio.
El barrio de Palermo, donde he vivido en casa de Graciela, una maravillosa anfitriona, que como buena sicóloga (otra sicóloga argentina, je, je, je), sabia lo que me gustaba y ha respetado mi independencia. Este barrio es el paraíso para la gente media y con sus frondosos parques con grandes monumentos, que fueron lugares de retiro de algún que otro dictador, hoy convertidos en parques públicos. En Palermo están situados edificios señoriales que dan alojamiento a Embajadas, museos, etc. Un gran abanico de todo tipo de restaurantes, donde en uno de ellos degustamos una exquisita comida del domingo con la familia Stilman, Dña. Flora y Gregorio, la madre y hermano de Mónica.
El Palermo Viejo, El Soho, con sus edificios bajos, sus aceras arboladas con altos plátanos y calles adoquinadas, es uno de los puntos de la ciudad que crean tendencias. Es un barrio con multitud de restaurantes, tiendas étnicas y muy modernas. Durante el día con sus mesas en la calle, tomando el sol, muy mediterráneas, podríamos decir también muy neoyorquinas. Muy Village.. Por la noche un lugar apropiado para cenas con mi amigo Julián López, recordando tiempos pasados en Sevilla y cambiando impresiones sobre este país tan hermoso y que atraviesa dificultades cíclicamente.
Estar en Buenos Aires y no ir al teatro, es un pecado. Buenos Aires junto con Londres son las ciudades del mundo que más teatro se representa. Según Rubén Szuchmacher, director de Teatro Elkafka, y recién nombrado Director del Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires, la ciudad cuenta con unas trescientas salas.Con Rubén, amigo de Mónica y de Aute, compartimos una agradable charla en el propio Kafka.
El encuentro con José de Santis, no podía ser menos que en el Tortoni, uno de los cafés mas conocidos de la ciudad, con un esplendido y antiguo decorado que te hace volver al pasado. Por la noche en este marco se dan espectáculos de Tango. Jose de Santis, amante de la arquitectura y de la cultura argentina es la persona idónea para introducirte en este país, con sus consejos y sabiduría, para algo tiene una de las mejores empresas de turismo de Buenos Aires http://www.estanciasargentinas.com/ Charlamos, recordamos amigos comunes y quedamos en vernos en España.
El más nuevo y menos convencional de los barrios de Buenos Aires es Puerto Madero, al Este de Plaza de Mayo. Este nuevo barrio fue una zona portuaria reconvertida con otras tantas zonas portuarias de las grandes ciudades como los Doclands , Londres y Gotenburgo, por ejemplo. Sus grandes edificios con otra utilidad a mediados del siglo XIX, hoy son oficinas , apartamentos y lofts de lujo, restaurantes de primera categoría, con pequeños puertos para embarcaciones de recreo. Una nueva utilidad del espacio que hace que los precios de alguno de los inmuebles sean los más caros de Buenos Aires.
Es un gran contraste Puerto Madero, con el celebre barrio obrero de la Boca. Los españoles e italianos que llegaron a mediados del XIX, se instalaron en este barrio, a lo largo del riachuelo, el rió sinuoso que divide la ciudad de la provincia de Buenos Aires. Tras arreglar las barcazas los trabajadores del puerto, aprovecharon la pintura sobrante para pintar de distintos colores el revestimiento de zinc de las paredes de sus propias casas, y así le dieron sin quererlo el aspecto tan característico del barrio. Es un barrio frecuentado por muchos turistas y es donde esta ubicado el famoso estadio de fútbol de la Bombonera, donde juega el Boca Juniors, equipo al que perteneció Maradona.
Con mi anfitriona Graciela y su madre Doña Felisa fuimos al cine, y a merendar en una de las celebres confiterías Hawana, famosas por sus “alfajores”. Muchas horas de charla en casa, al regreso de los paseos por la gran ciudad y al final de su jornada de trabajo. Un paseo por el barrio de la Recoleta antes de otra sesión de cine, hizo posible apreciar la belleza del barrio más exclusivo de Buenos Aires. La gente adinerada de Buenos Aires vive aquí. En la actualidad la riqueza de la zona se refleja en la lujosa Avda. Alvear donde se encuentran las viejas mansiones y las nuevas boutiques internacionales. En la Recoleta hay parques frondosos, museos, embajadas, edificios de arquitectura francesa y el conocido cementerio la Recoleta.
Cada barrio de Buenos Aires, tiene su ambiente cultural, sus “movidas”, centros comerciales, mercados, ferias, cines, teatros, museos. Podrías vivir en un barrio sin necesidad de tener que trasladarte a otro para disfrutar de las ofertas que una ciudad
te ofrece.
LOS ALREDEDORES DE BUENOS AIRES
Estos los conoci de la mano de la familia Lauda. Todos al completo. Primeramente me invitaron a su casa de Punta del Este, (Uruguay), pero que para los porteños es como un barrio de Buenos Aires. Este lugar precioso, es la playa mas cercana que tiene la gente de Buenos Aires, y los que son afortunados y pueden comprarse una “casita” en uno de los lugares mas caros de este planeta, se la compran en Punta del Este. Aquí viven los afortunados, los artistas, las modelos,los del mundo de la farandula, (aquí tiene casa también Carlos el hermano de Julio Iglesias). Los Lauda, con mi amiga Lula a la cabeza- a quien conoci hace años en Malasia, y desde entonces conservamos una estrecha amistad- me recibieron en su casa. Una casa preciosa decorada por Lili, su madre que es de mi edad y también muy apasionada de la decoración. Paseos por las playas, asados al estilo argentino en su barbacoa con sus hijos. Cuatro días estupendos en esta parte de Uruguay.
Luego mas cerca, del centro de Buenos Aires, me invitaron a su casa en Las Lomas de San Isidro, otro paraíso. Me llevaron a ver los alrededores, Nordelta y los barrios residenciales. Seguimos con asados en casa de amigos, con unas veladas muy entrañables, después de pasearme por el famoso Tigre. El Tigre que tanto me han hablado mis amigos argentinos que viven en España, los Cuneo y los Babsky. Realmente el lugar es precioso, el delta del Parana con toda su vegetación frondosa, sus ríos y canales paseando en zodiac.
EL HOTEL DE LOS EMIGRANTES
El Buenos Aires que he conocido, a través de la gente que me ha llevado de su mano, por su historia y por su actual realidad, me ha transportado a lo que debió ser la gran acogida que se dio a mediados del siglo XIX a los emigrantes europeos que llegaron al puerto de Buenos Aires.
En el Puerto de Buenos Aires, en el barrio de Retiro, se construyo un centro de acogida para los europeos que llegaban al reclamo de la oferta de trabajo por el gobierno bonaerense. Se construyo un gran hotel, donde podían alojar a la vez a 4000 personas, con comedores, salas para talleres, casa de cambio de moneda, comedores, hotel.
Hoy ese centro se ha convertido en Museo y se puede apreciar por la información y por las fotos como llegaban aquellas personas.
Miles de personas de todas las edades y profesiones llegaban en grandes barcos. El centro era un lugar de paso. Podrían estar unos cuatro o cinco días, hasta que desde aquí se les encontraba un lugar de trabajo. Los viajeros podrían salir del recinto a pasear, a ver la ciudad, pero tenían que volver a comer y dormir al hotel. Es posible el asombro que debieron experimentar al ver la belleza y grandeza del Buenos Aires de la época. Ellos que llegaban con ropas ajadas, maletas de cartón de una Europa en guerra.
Es difícil imaginar que en este momento en los países occidentales donde nos están
Llegando emigrantes de una manera masiva les demos una atención tan exquisita como las que recibieron todos estos emigrantes.
Los ciudadanos argentinos, de esta época, siguen siendo tan hospitalarios como sus ancestros y reciben con su mejor sonrisa a los visitantes.
Este ha sido un gran periplo en mi corta estancia en Buenos Aires.
Cada barrio de Buenos Aires, tiene su ambiente cultural, sus “movidas”, centros comerciales, mercados, ferias, cines, teatros, museos. Podrías vivir en un barrio sin necesidad de tener que trasladarte a otro para disfrutar de las ofertas que una ciudad
te ofrece.
LOS ALREDEDORES DE BUENOS AIRES
Estos los conoci de la mano de la familia Lauda. Todos al completo. Primeramente me invitaron a su casa de Punta del Este, (Uruguay), pero que para los porteños es como un barrio de Buenos Aires. Este lugar precioso, es la playa mas cercana que tiene la gente de Buenos Aires, y los que son afortunados y pueden comprarse una “casita” en uno de los lugares mas caros de este planeta, se la compran en Punta del Este. Aquí viven los afortunados, los artistas, las modelos,los del mundo de la farandula, (aquí tiene casa también Carlos el hermano de Julio Iglesias). Los Lauda, con mi amiga Lula a la cabeza- a quien conoci hace años en Malasia, y desde entonces conservamos una estrecha amistad- me recibieron en su casa. Una casa preciosa decorada por Lili, su madre que es de mi edad y también muy apasionada de la decoración. Paseos por las playas, asados al estilo argentino en su barbacoa con sus hijos. Cuatro días estupendos en esta parte de Uruguay.
Luego mas cerca, del centro de Buenos Aires, me invitaron a su casa en Las Lomas de San Isidro, otro paraíso. Me llevaron a ver los alrededores, Nordelta y los barrios residenciales. Seguimos con asados en casa de amigos, con unas veladas muy entrañables, después de pasearme por el famoso Tigre. El Tigre que tanto me han hablado mis amigos argentinos que viven en España, los Cuneo y los Babsky. Realmente el lugar es precioso, el delta del Parana con toda su vegetación frondosa, sus ríos y canales paseando en zodiac.
EL HOTEL DE LOS EMIGRANTES
El Buenos Aires que he conocido, a través de la gente que me ha llevado de su mano, por su historia y por su actual realidad, me ha transportado a lo que debió ser la gran acogida que se dio a mediados del siglo XIX a los emigrantes europeos que llegaron al puerto de Buenos Aires.
En el Puerto de Buenos Aires, en el barrio de Retiro, se construyo un centro de acogida para los europeos que llegaban al reclamo de la oferta de trabajo por el gobierno bonaerense. Se construyo un gran hotel, donde podían alojar a la vez a 4000 personas, con comedores, salas para talleres, casa de cambio de moneda, comedores, hotel.
Hoy ese centro se ha convertido en Museo y se puede apreciar por la información y por las fotos como llegaban aquellas personas.
Miles de personas de todas las edades y profesiones llegaban en grandes barcos. El centro era un lugar de paso. Podrían estar unos cuatro o cinco días, hasta que desde aquí se les encontraba un lugar de trabajo. Los viajeros podrían salir del recinto a pasear, a ver la ciudad, pero tenían que volver a comer y dormir al hotel. Es posible el asombro que debieron experimentar al ver la belleza y grandeza del Buenos Aires de la época. Ellos que llegaban con ropas ajadas, maletas de cartón de una Europa en guerra.
Es difícil imaginar que en este momento en los países occidentales donde nos están
Llegando emigrantes de una manera masiva les demos una atención tan exquisita como las que recibieron todos estos emigrantes.
Los ciudadanos argentinos, de esta época, siguen siendo tan hospitalarios como sus ancestros y reciben con su mejor sonrisa a los visitantes.
Este ha sido un gran periplo en mi corta estancia en Buenos Aires.
Podreis observar que no ha fotos de los grandiosos edificios de Buenos Aires. Fueron dias de mucho humo a consecuencia de que quemaron 65.000 hectareas de pasto y no se veian los edificios, el obelisco, etc.
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