11 enero 2008

LA IGNORANCIA ES ATREVIDA Y MAS SI NO CONOCES EL IDIOMA














Planee todo para estar en el rio Amazonas, cruzando desde Tabatinga a Manaus que es la ciudad de la frontera con Colombia,-a donde llegue en avión desde Bogota- para pasar la noche del 31 de Diciembre y celebrar el Ano Nuevo en la selva, navegando por el rio mas caudaloso del mundo. Había leído en mi Biblia que podrías instalarte un día antes incluso que el barco-carguero zarpara con tu hamaca, para coger sitio, pues normalmente este tipo de barcos van llenos de pasajeros con todo tipo de bultos. Llegue al barco el día 27 y me comunican que se adelanta un día la salida, pues quieren estar toda la tripulación en casa celebrando el Fin de Ano. Mi gozo en un pozo. Es decir, que hago yo en Manaus la noche del 31 sola?

EL VIAJE EN EL CARGUERO

Fue maravilloso, lleno de gente. La bodega llena de productos de todo tipo, en el piso bajo del barco muchos bultos con pasajeros que ya no cabían en la cubierta del primer piso, durmiendo en sus hamacas y con sus bultos mas pesados, lavadoras, frutas, muchos paquetes grandes, maletas , bolsas de plásticos llenas de cincuenta mil cosas.


En la cubierta del primer piso, que fue donde me instale yo, pues fui la primera pasajera que llego un día antes y me permitieron dormir allí, con parte de la tripulación, al día siguiente se empezó a llenar de pasajeros, con niños, personas de todas las edades y con todo tipo de bultos igual que el piso de abajo. Todos colgaban sus hamacas y debajo de la hamaca ponían sus pertenencias.Era muy importante que hasta que todo el mundo se instalara no te movieras del lugar que habías escogido, pues te podías encontrar que alguien te colocara otra hamaca un metro por encima de la tuya. Yo encadene a mis mochilas a una de las columnas de la cubierta y coloque mi hamaca al lado, con objeto de vigilarlas y de que me permitiera moverme un poco por el barco, sin peligro de sorpresas.
La convivencia fue una lección de civismo que nunca me pude imaginar. No se oía una voz mas alta que otra, a excepción de la música a todo tren, por no decir a todo carguero, como es costumbre en toda América Latina. Muchos niños, obedientes, tranquilos, incluso, tres niños que tenia a mi lado de 13, 8, y 5 anos, eran una gran lección para todos. Su hermano el mayor les duchaba, en la duchas colectivas que era una alcachofa encima del WC, les daba de comer, estaba pendiente de ellos en todo momento, y ellos no se podían mover del lugar, pues entre no se cuentos bultos, llevaban dos televisiones que parecían que venían de repararse. La comida era buenísima y sabrosa aunque se repitió durante los cuatro días que duro la travesía: frijoles, arroz, espaguetis, y pollo con distintos sabores y un poco de ensalada. Se podía repetir, pero no había aglomeraciones, ni malos rollos. Éramos cerca de 200 personas, que teníamos que compartir un espacio reducido y no de lujo. La tripulación súper amable. Allí todo el mundo se lavaba los dientes detrás de cada comida, en los lavabos que teníamos al lado de las hamacas. No había privacidad, a excepción de unos 6 camarotes, muy sencillos donde había otro tipo de viajeros. El billete costaba en hamacas 60 Euros, que yo creo que para el presupuesto de Colombia y Brasil era caro. El de los camarotes para dos costaba 100 Euros por persona.

En la cubierta de arriba, media cubierta y media sin techo, se hacia un poco de vida social, bar, música a todo carguero, hasta las 12 de la noche, billar, juegos de cartas y hasta Adam, uno de los pasajeros Israelita, hizo para todo el mundo un show de Mimo, pues llevaba viajando por América Latina un ano, y viviendo de sus shows en la calle.etc. Por las tardes llovía torrencialmente, y había que tirar los plásticos para protegernos de la lluvia, pues como es lógico el carguero no llevaba ventanas. Por la noche hacia frio y gracias a mi saco de dormir se llevo todo mejor.



LA FIESTA DEL FIN DE ANO

Durante el viaje, yo empecé a indagar como era Manaus, que pasaba el día 31, etc. Adam, también le pasaba lo que a mí, necesitaba saber que iba a hacer. Una persona de la tripulación, me explico que en Manaus, había una fiesta muy importante y popular.Cerca de unas 200.000 personas se iban a celebrar el nuevo ano a la Playa de Punta Negra, a 13 km. del centro. Todos vestidos de blanco pues hacían un homenaje a la deidad africana Yemaya. A mi ese plan me pareció muy interesante y empecé a indagar que se hacia, como se iba, que hospedajes habría, etc.Pense que el hospedaje seria difícil un día como ese y precisamente en esa playa. Nos enteramos Adam y yo, que el barco, después de dejar a los pasajeros en el puerto de Manaus, iría a Punta Negra. Adam hablo con el capitán, y le pidió permiso para quedarse esa noche en el barco. La idea me pareció estupenda, si el capitán me autorizara a mí también, podría dormir en el barco gratis una noche más, y estar en la playa de Punta Negra con toda la movida. Hable con el capitán, bueno lo de hablar es un decir, tuvo sus dudas, me dijo no se que cosas que no entendí, pero accedió a que me quedara.

Ya estaba todo arreglado, saque mis conclusiones, estaríamos en el barco Adam y yo con algún reten de tripulación por seguridad, y podríamos bajar a la playa, a la fiesta, pues habría música en directo, etc. Durante el viaje conocimos a Julián y a Armin, una pareja de colombianos que se alojaban en uno de los camarotes, y decidimos pasar juntos todos la noche vieja. Ellos se bajaron del barco y cogieron un taxi a buscar un hotel en Punta Negra, y luego deberían de buscar el barco, que no sabíamos donde iba a estar parado (suponíamos que en un puerto en Punta Negra) y nos iríamos todos a cenar. Este era nuestro plan, sin teléfonos móviles de conexión, ni nada.

Cuando los viajeros se marcharon y la cubierta quedo solitaria, y toda sucia, después de un día sin limpiarla, veo que empiezan a subir a la cubierta de arriba, un equipo de música especial, focos de iluminación, muchas cervezas, barriles, etc. Intuyo que aquí va a pasar algo. Subo a cubierta y me confirman que si, que en Punta Negra va a ver una fiesta en el barco. Yo no contaba con esto. Baje y le comente a Adam, que yo me marchaba, que no tenia cuerpo para que el barco se convirtiera en un bar de copas, lleno de gente, de fiesta, bebiendo, música, etc. Dicho y hecho, desate mis mochilas y en medio de la lluvia tropical de la tarde, me pongo en busca de un taxi. Quedo con Adam, que intentare ir a Punta Negra, buscar un hotel y luego ir a buscar a los otros como habíamos quedado. Por supuesto Adam se quedo, le pareció muy bien la fiesta que podía tener en el barco.

Tomo un taxi y descubro que en Punta Negra, solamente hay un Hotel. El celebre Hotel Tropical, que yo ya tenia localizado, pero que se había descartado pues costaba 350 Euros la noche. Efectivamente el taxista me confirma, que solamente hay un hotel, que será muy difícil encontrar taxis para ir y sobretodo para volver, Que habrán unas 300.000 personas y que la seguridad…. y sobretodo que en Punta Negra no hay puerto, que los barcos se quedan en el mar (hablo de mar, pues realmente el rio es tan ancho que parece que estas en el mar, a veces no se ven las orillas incluso el rio tiene unas playas blancas preciosas y vírgenes), alejados de la playa, para poder visionar mejor los grandes fuegos artificiales que hay todos los anos. Cambio de planes y me busco un hotel en el centro de Manaus. Me doy una ducha, me cambio, y decido volverme al puerto con mi hamaca, por lo que pudiera pasar.

LA GRAN SORPRESA.

Cuando llego al barco, que todavía estaba en el puerto, me encuentro a Adam con parte de la tripulación, inflando globos y preparando una decoración especial en la cubierta de arriba. Me dicen que la fiesta es solo para 40 personas y que son los dueños del barco que van a pasar allí la noche con sus hijos, abuelos y amigos. En ese momento llegaban todos, vestidos de sport y empezaron a instalarse en los camarotes, etc.No sabia que hacer, tenia la oportunidad de asistir a la fiesta, pues me habían autorizado a estar allí y tener otra experiencia.
Acepte quedarme, pidieron mi nombre y el de Adam, por razones de seguridad para los propietarios del barcos, nos aceptaron como unos invitados mas, y empezó la fiesta….

Había, buffet, todo tipo de bebidas, música con un DJ contratado, un barman contratado y luego parte de la tripulación, haciendo mantenimiento. La vestimenta era casual, todos los chicos, iban con pantalones cortos de playa aunque las niñas iban todas con shorts y blusitas de lame. Dos minutos antes de las 12 de la noche, una persona de la familia dirigió unas palabras refiriéndose al ano saliente y al entrante, nos agarramos todos de la mano, y mirando al cielo se rezo un padre nuestro. Los fuegos empezaron y era la señal del nuevo ano.

Es espectáculo era maravilloso, parecía que estabas en el rió Hudson, con Nueva York enfrente.Todos los rascacielos de Punta Negra iluminados, gigantes árboles de Navidad y todo la orilla del rió, llena de barcos cruceros de distintos tamaños, que muchos de ellos se habían alquilado para hacer fiestas en esta noche especiados cruceros estaban iluminados para la fiesta, con motivos navideños y con mucho colorido. Es costumbre que te visiten a tu barco, amigos tuyos que también están con sus propias embarcaciones en el rio y pasen a tomar una copa. A nuestro carguero, pues nosotros no nos movimos, iban llegando embarcaciones más pequeñas, para saludar a la familia y subían o ellos bajaban para compartir el refrigerio. Como si se tratara de las casetas en la Feria de Sevilla, digamos.

La fiesta duro hasta el día siguiente a las 6 de la tarde. Comida del día 25 en otra de las playas de arena blanca del rio Amazonas. El trato conmigo fue exquisito con las personas responsables de la fiesta y mi regalo para la dueña del carguero, Bianca de Santos, es una peineta grande española que tendré que mandarla cuando llegue a España. Es un objeto que la encantaría tener.

Ni que decir tiene que no nos vimos con Julián y con Armi, pero de casualidad ellos se fueron a instalar un día después al mismo hotel donde yo estaba en Manaus. Me contaron su odisea, pero ellos si participaron en la fiesta de la playa y veían desde lejos los barcos iluminados y pensaban que allí estábamos nosotros.

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